No hay reglas escritas sobre las intensidades, nadie puede decidir qué debe vivirse poco, nada o muy intensamente. Mi intensidad es sólo mía y no se cuestiona, yo la vivo yo me la trago.
Mi ropa en la entrada, arrugada de la rabia, empapada por la lluvia. El descanso necesario de una situación buscada, querida pero imposible, sí, imposible, pensé que esa palabra no estaba en mi diccionario pero... me equivoqué, una vez más.
Vetusta Morla - Al respirar
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