Ayer me deshice de la ropa como si de un gesto intuitivo se tratase, como una innegable metáfora de todo aquello que me pesa o me sobra. Me desnudé me quité cada trozo de tela que tapaba mi cuerpo, y lo dejé todo amontonado, en la entrada de una casa que me pesa, porque … los recuerdos me pesan, y, ese, mi hogar temporal, es un recuerdo más.


No hay reglas escritas sobre las intensidades, nadie puede decidir qué debe vivirse poco, nada o muy intensamente. Mi intensidad es sólo mía y no se cuestiona, yo la vivo yo me la trago.

Mi ropa en la entrada, arrugada de la rabia, empapada por la lluvia. El descanso necesario de una situación buscada, querida pero imposible, sí, imposible, pensé que esa palabra no estaba en mi diccionario pero... me equivoqué, una vez más.

Vetusta Morla - Al respirar

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