En un rinconcito, ni muy escondido ni muy a la vista, allí donde se llega en contadas ocasiones, pero se llega. Ahí estás, en el forzado recuerdo difuso de quien no quiere y no puede olvidarse. Los segundos, los minutos, las horas, los días, se amontonan dejando ese rinconcito semioculto, con un frágil hilo del cual, de vez en cuando, alguien, algo tira para recordar…te.

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