Sentada en la terraza de un bar cualquiera podía ver su ventana. Esperaba inquieta, nerviosa, a que la luz se apagase, que el sueño no la atrapase en esa noche fría. El deambular de la gente disminuía según iban pasando las horas, el cielo oscurecía por momentos, los coches reducían su frecuencia. Una leve lluvia hacía acto de presencia, insuficiente para hacer mover su inamovible silueta. Su mirada fija en la ventana, mientras la luz encendida que sobresalía por los cristales daban un poco de vida a la noche ya … lluviosa.

Encendió un cigarro, la mano temblorosa apenas acertaba a llevar la llama a su objetivo. Aspiró el humo, dos caladas y lo apagó. Un rostro inconfundible asomaba entre la luz hacia la noche oscura. El nervio recorría el cuerpo de la figura inamovible, el corazón ya era el único sonido que se escuchaba hasta que el ruido del móvil le sacó de su estado, de su mirada fija en el objetivo. De entre las letras entresacó dos palabras…. TE ESPERO.

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