Lo suficientemente libre para correr y soñar. Con poco, con apenas nada, pero con todo lo que en ese momento necesitaba para encontrarme, para esconderme, para aislarme ... No llegué a ninguna conclusión o igual es eso lo que quiero creer. 

No me entiendo, pero me respeto, sé manejarme, sé convivir conmigo, ya encauzaré mis pensamientos y me desquitaré de falsas necesidades. 

El viento, el mar, y el sol que poco a poco se escondían era nuestra única compañía. El despertar menos amargo y la capacidad de deshacerme de falsas sospechas, de mundos imaginarios, de sensaciones agrias ...




Ya sólo me preparo para escuchar voces, música, gente ... no importa, pero me sentaré y escucharé.

Quién dijo que ésto iba a ser fácil ...

Vetusta Morla - Un día en el mundo




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