Lo suficientemente libre para correr y soñar. Con poco, con apenas nada, pero con todo lo que en ese momento necesitaba para encontrarme, para esconderme, para aislarme ... No llegué a ninguna conclusión o igual es eso lo que quiero creer.
No me entiendo, pero me respeto, sé manejarme, sé convivir conmigo, ya encauzaré mis pensamientos y me desquitaré de falsas necesidades.
El viento, el mar, y el sol que poco a poco se escondían era nuestra única compañía. El despertar menos amargo y la capacidad de deshacerme de falsas sospechas, de mundos imaginarios, de sensaciones agrias ...
Quién dijo que ésto iba a ser fácil ...
Vetusta Morla - Un día en el mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario