Mientras leía todo lo que pasaba por sus manos trataba de imaginar cómo se sentiría, qué pasaría por su cabeza, con quién estaría… Pronto se deshizo del pensamiento y decidió salir a pasear, a perderse por los caminos de ese lugar recreado.

Una aureola de quietud cubría el entorno, percibía las miradas de sus inamovibles figuras, le seguían a cada paso, sigilosas …

Las gotas empezaron a golpear las hojas de los árboles, un sonido que hacía aún más especial el paraje. Se sentó, observando sus movimientos, cómo se desenvolvían, Mientras, el tiempo pasaba, rápido pero intensamente. Respiró, absorbiendo olores, imaginando situaciones, recobrando pensamientos, percibiendo sensaciones… nada podía sacarle de ese estado, se dejó llevar y cayó sobre la hierba vencida por el sueño. 

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