Como de casualidad eché la vista al salpicadero del coche… y entre el polvo acumulado de varias semanas, había un pequeño papel escrito a mano, como con letra de caligrafía. Lo leí y no pude contener la mueca de mi boca, que sonreía, feliz, contenta, agradecida.
Un lugar, una fecha y una firma. Grata sorpresa. Gracias.
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