Me voy a perder, sí, lo tengo claro, tiene que ser un sitio con mar, que lo vea desde mi ventana, a donde pueda ir cada mañana a pasear con mi perro. Ahí es donde voy, a estar sola, a respirar, a perderme en mi, con mis cosas, a reforzarme, a sentir, a observar. Voy a dar un descanso a mis pensamientos, ellos no van a venir conmigo, que descansen, que me dejen por un rato, sólo un rato.

 
Bueno, seguimos en mi playa, en cómo llego a ella, por un camino estrecho rodeado de verde por todos los sitios. Al final, una arena infinita y un fondo de mar me esperan. Y así, día tras día, la recorro y no me canso, disfruto de ese encuentro que cada día tiene algo de nuevo.

Mi perro también parece disfrutar, cada día se lanza a la arena como si fuese la primera vez  y empieza a correr, metros y metros por delante de mi. De vez en cuando mira hacia atrás, buscándome y sigue corriendo … me gusta verle así, feliz.

Qué curioso que Amets se llame, precisamente, Amets. 


Me asusta ser olvidada ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario