Al cerrar los ojos, sentí el agua salada caer desde mi pelo, hasta mis labios. Cogí aire, mientras mi cuerpo indefenso quedaba a merced del mar. No sé del tiempo, pero pasó, hasta que resurgí del interior, con fuerza. Abrí los ojos, sonreí y miré y vi y sentí…
Ahora, tengo que volver a cerrar los ojos, tengo que dejar de ver y de sentir … pero no de sonreír.
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